
Durante varios semestres, tuve el honor de dirigir un curso electivo sobre cannabis medicinal en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia. Un espacio académico riguroso, interdisciplinario y profundamente necesario, en el que un máximo de 20 estudiantes por semestre podían acercarse al conocimiento científico y clínico sobre una herramienta terapéutica con creciente evidencia, relevancia global y aplicación local.
El curso no sólo fue bien valorado por los estudiantes en las calificaciones institucionales, sino que contó con apoyo genuino, desinteresado y ad honorem de colegas y aliados comprometidos con la formación médica integral. Quiero destacar especialmente al Dr. Luis Guillermo Duque, quien facilitó las gestiones dentro de la facultad para hacerlo posible; al Dr. Gustavo Ortega, epidemiólogo experto en cannabis medicinal; y a Breeders empresa de semillas con registro ICA, que prestó su cultivo como espacio académico para realizar las salidas de campo. También recibimos el apoyo de la Central de Mezclas del Hospital Alma Máter de Antioquia (HAMA) y su directivo Diego Molina, que permitió vincular el curso con prácticas reales de formulación y preparación de aceites magistrales.
Y sin embargo, el curso fue cancelado.
Para el semestre 2025-2, la Facultad de Medicina decidió no ofrecer más este curso, alegando “falta de presupuesto”. La suma en cuestión: 1.3 millones de pesos por semestre. Una cifra mínima en términos institucionales y reales para un curso de 2 horas semanales. Lo más frustrante no es solo la excusa económica, sino la forma: un correo totalmente impersonal, sin ninguna explicación mas allá de invocar la crisis financiera por la que atraviesa la Universidad.
Para empeorar la situación, la cancelación de este curso, ocurre en medio de un proceso de reforma curricular en la facultad, durante el cual se negó sistemáticamente cualquier espacio para discutir la continuidad del curso, así como su relevancia e inclusión dentro del programa como una materia regular. Lo anterior a pesar de múltiples intentos por parte mía de reunirme personalmente con el decano, Dr. Pablo Patiño. quien nunca respondió ni siquiera con una negativa clara. El silencio fue su única respuesta.
También se negaron recursos para realizar un laboratorio básico de cromatografía (que permitiría a los estudiantes observar los perfiles de cannabinoides en preparados reales), así como para una visita académica a los cultivos de cannabis medicinal de la propia universidad, lo cual hubiera sido una experiencia formativa única.
¿Qué es considerado “serio” en la medicina?
Resulta particularmente difícil de entender que mientras se cancela un curso con evidencia científica, se financie sin problema un componente flexible de medicina antroposófica, una corriente pseudocientífica que combina espiritualidad, astrología y prácticas esotéricas sin sustento clínico, como los “remedios preparados con energías cósmicas” o la “influencia de los planetas en la salud”. ¿Eso sí es medicina seria?
Lo que se deja ver es una doble moral académica, en la que el conocimiento científico sobre cannabinoides es marginado por prejuicio, mientras se invierte en corrientes que ni siquiera intentan dialogar con la evidencia.
No se trata entonces simplemente de que no hay recursos. Se trata de prioridades.
Deuda histórica con la Endocannabinología
La enseñanza del uso del Cannabis como herramienta terapéutica es una necesidad. El sistema endocannabinoide, fue descubierto hace más de 35 años, y su modulación a través de fito cannabinoides cuenta con múltiples revisiones sistemáticas, guías clínicas internacionales y aplicaciones en condiciones como el dolor crónico, la epilepsia farmacorresistente, los trastornos del sueño, la ansiedad refractaria, entre muchas otras.
Esta realidad que hoy me afecta de forma personal no es más que el reflejo de una negación sistemática, por parte de los directivos de las instituciones educativas, a reconocer y formalizar la ciencia detrás del Cannabis. Ante esta resistencia, se hace necesario que quienes hemos dedicado nuestra formación y experiencia al estudio del cannabis medicinal asumamos el compromiso de ofrecer educación de calidad —de manera directa y a través de medios autogestionados como mi plataforma educativa— a la comunidad, a los pacientes y a los colegas interesados en este campo.
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