
Recientemente se publicó un estudio en la revista PLOS ONE que confirma algo que muchos consumidores experimentados sospechaban desde hace tiempo: la obsesión de la industria con los altos porcentajes de THC es un error. La investigación, titulada “Más allá de la potencia”, ofrece evidencia de laboratorio que sugiere que la calidad del Cannabis no depende únicamente de su contenido de Tetrahidrocannabinol, sino de la complejidad de su aroma.
A continuación, les cuento los hallazgos de esta investigación y cómo esto cambia radicalmente la forma en que deberíamos evaluar y comprar nuestros productos.
La potencia del THC no es sinónimo de calidad superior
Durante años, el mercado nos ha educado para creer que un mayor porcentaje de THC equivale a un mejor producto. Es una lógica similar a pensar que un vino es mejor solo porque tiene más grados de alcohol, o que un café bueno es el que mas cafeína contenga. Sin embargo, el estudio explica que la potencia del THC no garantiza una experiencia placentera. De hecho, como ya es sabido, concentraciones excesivas pueden derivar en efectos adversos desagradables como ansiedad, psicosis y síndrome de hiperemesis.
Los investigadores señalan que lo que los consumidores perciben como “calidad” está directamente relacionado con el placer subjetivo, y este placer no lo dicta el cannabinoide psicoactivo, sino la experiencia sensorial olfativa.
El desarrollo de un lenguaje estandarizado para el aroma del Cannabis
Uno de los grandes problemas del sector es la falta de palabras comunes para describir lo que olemos. Para solucionar esto, los científicos analizaron datos de referencia de cientos de descriptores de aroma usados en las competencias que realizan usuarios y cultivadores, y crearon un “léxico” o vocabulario estandarizado con 25 términos específicos que vemos en la imagen a continuación:

Los olores tampoco están determinados únicamente por los terpenos.
Aquí es donde la ciencia se pone interesante. Habitualmente, cuando hablamos de olor y sabor, nos referimos a los terpenos (como el limoneno o el mirceno). Sin embargo, el estudio confirmó que los perfiles de terpenos por sí solos no son suficientes para predecir el aroma exacto de una flor.
En investigaciones previas se había identificado, entre otros, a los Compuestos Volátiles de Azufre (VSC) responsables de:
- Las notas “skunky” o a zorrillo.
- Los aromas a frutas tropicales maduras, similares a los que se encuentran en la maracuyá o el pomelo.
Esto significa que la complejidad aromática del Cannabis que tanto valoramos viene de una combinación química mucho más amplia que solo terpenos y cannabinoides.
Diferencias sensoriales entre el Cannabis rico en THC y CBD
El estudio arrojó un dato curioso: las quimiovariedades ricas en CBD (cáñamo, tipo 3) y las ricas en THC (tipo 1) pueden compartir perfiles de olores muy similares. No obstante, identificaron ciertas tendencias:
- Variedades altas en THC: Tienden a presentar notas más terrosas, animales y almizcladas.
- Variedades altas en CBD: Tienden a presentar notas más dulces, frutales y cítricas.
Esto demuestra que el aroma es una característica independiente de la potencia intoxicante. Se puede tener una flor con un aroma exquisito y complejo sin necesidad de que tenga niveles astronómicos de THC.
Implicaciones para el consumidor y la industria del Cannabis
Este descubrimiento tiene consecuencias profundas para la concepción actual de lo que se considera una flor de calidad en el mercado, ya que nos plantea que deberíamos dejar de basar nuestra elección exclusivamente en el porcentaje de THC indicado en la etiqueta, ya que un porcentaje alto no sirve de mucho si el perfil aromático es plano o desagradable.
Por lo anterior se proponen nuevas formas de evaluar y definir un producto de calidad:
- La nariz como herramienta de evaluación: Al igual que ocurre con el café o el vino de especialidad, el futuro del cannabis reside en la apreciación organoléptica. Una flor de calidad es aquella que ofrece un perfil de olor rico y matizado.
- Necesidad de nuevas etiquetas: La industria necesita evolucionar hacia un etiquetado que describa la experiencia y el sabor (ej. “notas de diésel y mango”) en lugar de centrarse únicamente en la potencia.
Conclusión
La ciencia nos está dando la razón: el mejor Cannabis no es el que más pega, sino el que mejor huele. La próxima vez que tengas la oportunidad de elegir, confía más en tu olfato y menos en los porcentajes. La verdadera calidad es una experiencia multisensorial.
Referencia:
- Isaacson, S. E., Wilson-Poe, A. R., Ye, T., Qian, Y. L., & Shellhammer, T. H. (2025). Beyond potency: A proposed lexicon for sensory differentiation of Cannabis sativa L. aroma. PLoS ONE, 20(10), e0335125.




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